¿Qué son las retenciones a la soja y por qué existen?
Las retenciones a las exportaciones de soja —conocidas técnicamente como derechos de exportación— son impuestos que Argentina aplica a la venta al exterior de este cultivo y sus derivados, como el aceite o la harina de soja.
La teoría detrás del impuesto:
Según la teoría económica básica, estos gravámenes pueden servir como un "freno de emergencia" para dos objetivos clave en el corto plazo:
- Suavizar el impacto de los vaivenes internacionales: Cuando los precios globales de la soja suben abruptamente (por guerras, sequías o crisis logísticas), las retenciones evitan que los productores prioricen solo la exportación. Esto ayuda a mantener mayor oferta local, lo que estabiliza precios internos de alimentos como, por ejemplo, aceites.
- Proteger a las industrias locales: Las empresas que procesan soja (molinos, fábricas de biodiesel) se benefician al acceder a materia prima más barata que en el mercado internacional. Esto, en teoría, les permite competir mejor a nivel global.
Sin embargo, mantener las retenciones en en largo plazo es perjudicial, sobre todo para economías exportadoras de commodities como la argentina.
Consecuencias de las retenciones de soja en argentina
En Argentina, las retenciones a la soja han funcionado históricamente como un "parche rápido" para llenar las arcas del Estado. El país ha tenido durante años un elevado deficit fiscal y estos impuestos a las exportaciones agropecuarias una gran parte de la recaudación para reducir ese deficit.
Para tener dimensión en números, las principales cadenas de granos aportaron US$ 5.350 millones por retenciones en 2024
Estos impuestos elevados tienen muchos costos ocultos, que hacen a que los productores argentinos pierdan competitividad en el mundo, podemos mencionar:
- Desincentivo a la producción: Las retenciones reducen la rentabilidad de los productores, especialmente pequeños y medianos. Esta reducción en la rentabilidad se traduce en menor inversión, afectando rendimientos a largo plazo.
- Distorsiones de mercado: Se fomenta el contrabando (ej. "soja ilegal" a Paraguay) y la subfacturación de exportaciones.
- Conflictos sectoriales: En términos sociales, genera protestas - aunque menos de las que debería - y conflictos entre “la gente de campo” y “la gente de ciudad”
- Pérdida de competitividad: Los productores argentinos, al tener menor rentabilidad, reducen la inversión, esto hace que, año a año, queden en desventajas, competitivamente hablando con productores de otros países como Brasil, donde la inversión en infraestructura ha sido sostenida durante varias décadas, mas allá del gobierno de turno. De acuerdo con la ONU, en argentina, el rendimiento por hectárea es un 20% menor al de Brasil.
Consecuencias en la economía: El costo de lo que no se hace
Las retenciones no solo frenan al campo: condenan a Argentina a perder oportunidades históricas. El país tiene tierras fértiles, clima privilegiado y know-how agroindustrial, pero la falta de inversión crónica —agravada por estos impuestos— lo mantiene atrapado en un círculo de subdesarrollo.
Costos de oportunidad: Potencial de desarrollo desaprovechado
Es muy difícil imaginar lo que el campo argentino podría generar, en términos de dolares y de empleo, si se deja abusar, a traves de retenciones, del sector que mas cantidad de divisas provee al país.
Las oportunidades perdidas son innumerables en la historia argentina. Son oportunidades que no solo habrían generado inversión en el campo, sino en los sectores a su alrededor, los que proveen infraestructura, con rutas y puertos, empresas comercializadores, industrias enteras de maquinaria agrícola, consultores, ingenieros, y la lista puede seguir.
Cuando va a sacar las retenciones Milei
El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, han repetido que buscan eliminar las retenciones a las exportaciones, un compromiso clave de su campaña. Sin embargo, hasta ahora solo implementaron una reducción temporal que termina en junio de 2025, sin anunciar un cronograma claro para su desaparición total.
Si bien nadie lo dijo explicita mente, podemos deducir La razón detrás de la cautela es el superávit fiscal, el eje de su plan económico. Estos impuestos aporten gran parte del flujo de dinero que hoy sostiene las cuentas públicas. Eliminarlos de golpe obligaría al gobierno a recortar abruptamente otros gastos o a volver a caer en deficit fiscal.
Por ejemplo, en argentina, durante el año 2020 fue el 12,3% de la recaudación fiscal:
Para tomar mayor dimensión, la reciente baja anunciada a principios de 2025 significó un “costo fiscal” (reducción de recaudación) es de solo 0.8 % en relación al total de ingresos tributarios totales, pero representa el 42% del superávit fiscal. Esto explica la resistencia del Gobierno de reducir o eliminar estos impuestos.
Según ha declarado el ministro de economía en varias ocasiones, la eliminación de retenciones se va a dar cuando se pueda consolidar el superávit fiscal y no sea un riesgo para el gobierno dejar de contar con estos ingresos.
Sin embargo, no hay plazo establecido y las retenciones siguen afectando a los productores, mas en un contexto donde el precio de la soja esta bajo.
Por los motivos mencionados y explicados antes, es importante seguir insistiendo en la baja de retenciones, no solo desde el lado de productores y sus representantes (que muchas veces no hacen nada) sino también desde todos los sectores de la sociedad, ya que si al agro le va bien, en general, a Argentina le va bien.